viernes, 9 de diciembre de 2011

REFLEXIONES SOBRE EDUCACIÓN


Quo vadis, Schola?

Son tiempos convulsos los que vivimos en que no sabemos a ciencia cierta adónde camina la escuela, adónde es preciso dirigirse para garantizar un mínimo éxito de los proyectos acometidos. Las reformas que emprende el sistema de trabajo son tan profundas que la cuestión de la educación se enfrenta a una revisión de su planteamiento de una manera global.
¿Qué retos se plantean para estos tiempos?
En primer lugar es preciso establecer un vínculo sólido entre la sociedad y la escuela, de manera que ninguna de ellas dé la espalda a la otra. La escuela no puede ser un espacio cerrado a la realidad, sino que debe incorporar los planteamientos que preocupan a la sociedad y empeñarse en buscar respuestas ajustadas a sus capacidades.

En la escuela se inicia el proceso de cuestionar la realidad para establecer certezas a partir de las cuales la persona va creciendo. Pero ese proceso no puede concebirse como aislado y estanco, sino que deberá ser abierto y dejar al estudiante preparado para el aprendizaje a lo largo de toda su vida si fuera preciso. Es decir, dotarlo de la capacidad de aprender en cualquier momento y situación. Aprender tiene mucho que ver con la capacidad del hombre, en tanto que ser racional, de adaptarse a los cambios que la vida le proporciona.
Por tanto, la escuela deberá estar abierta a la sociedad y ésta a la escuela, apoyando el trabajo que allí se desarrolla y colaborando con los educadores, sintiéndose comunidad educativa. La escuela se ha de percibir como un núcleo vital para potenciar las capacidades y los esfuerzos de los alumnos y hacerles conscientes del trabajo que se espera de ellos.
Es preciso que la autonomía no solo llegue al centro en sus aspectos organizativos, sino que también se muestre en el aula. Que se trabaje estableciendo objetivos y buscando la adquisición de competencias básicas a través de nuestras materias. Para ello, la escuela debe comenzar por consolidar los proyectos que se han iniciado en estos últimos años: la Escuela 2.0, el plurilingüismo y el Aprendizaje permanente.
El papel del educador se hace más complejo, puesto que para potenciar las capacidades de los alumnos, debe cederles el protagonismo al estilo del entrenador de un equipo de fútbol. Ha de ser consciente de que los verdaderos protagonistas son los alumnos, son ellos los que han de conseguir sus propias metas.
Para ello, los centros se dispondrán con todos los recursos a su alcance. La importancia de contar con los equipamientos adecuados es vital para conseguir una educación de calidad.
Recursos humanos, los más importantes, que cuenten con predisposición al aprendizaje de manera continua. Tanto los maestros y profesores como el personal de administración y servicios de los centros de secundaria. La velocidad con la que van los cambios implica una permanente adaptación. Esta es la mejor enseñanza que se puede transmitir: hay que estar en todo momento listo para aprender, en el más puro estilo socrático (“una sola cosa sé: que nada sé”).
Los Centros de Profesores y recursos, influidos por esta mentalidad, estarán abiertos a coordinar las demandas de formación, canalizando las ofertas formativas y estableciendo un itinerario formador, de manera que los profesores completen su formación en aquellos aspectos que necesiten.
Recursos materiales: profesores y alumnos cuentan ahora con herramientas adecuadas para la escuela que viene. La alfabetización digital de los docentes empieza a dar sus frutos a través de cursos on line, wikis, blogs y plataformas. No se renuncia a nada, sino que se amplían las posibilidades y se combinan los distintos formatos y soportes.
Dentro de ese intercambio escuela-sociedad se ha incorporado el concepto de la red a nuestra vida y a nuestra profesión. Tejer una red de colaboraciones equipara los esfuerzos y resta lugar a las jerarquías. Las nuevas tecnologías plantean un escenario de colaboración para obtener el máximo beneficio de una tarea. Además la navegación a través de la red nos acerca al resto de las comunidades y nos permite establecer estrategias de trabajo con otros centros de países europeos, eliminando fronteras entre los escolares de Europa.
En cuanto a los edificios, sería interesante que se reflexionara sobre las posibilidades de un centro inteligente que no derroche energía, que aproveche los recursos naturales, que disponga de una biblioteca como centro difusor de documentación y lectura, de instalaciones deportivas, de huerto ecológico y de zona de asamblea. Los centros de enseñanza deben transmitir la ciencia por sus cuatro esquinas, sin mantener una línea divisoria entre la teoría que se enseña en las aulas y la práctica que se vive entre sus paredes
Entre la política y la educación se establecen semejanzas en tanto que se trabaja por proyectos sin saber si se van a entender, si van a dar resultado o no, y no se cuenta de antemano con el reconocimiento del trabajo que se desempeña. A veces se recela de la labor del político como de la del maestro por no ver los frutos de su trabajo de inmediato. Ambos, el político y el maestro tienen que tener muy presente a la sociedad, puesto que trabajan para mejorarla, pero sin ceder a sus presiones. Ambos necesitan de una utopía en su horizonte para conseguir que lo impensable se convierta en realidad.

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